jueves, 10 de diciembre de 2009

Entelequia para disfrazar la soledad

Escrito por Pablo Mascareño.

Querida Marta. Actuación: Irene Sexer. Dirección: Paula Etchebehere. Música: Lautaro Cottet. Diseño de vestuario y escenografía: Azul Borenstein. Realización de vestuario y escenografía: Cecilia Axt. Iluminación: Gonzalo Berdes. Asistente: Musi Pieri. Idea original: Irene Sexer. Teatro: Pata de Ganso (Zelaya 3122, Capital Federal) Funciones: viernes 23 hs. Duración: 50´. Calificación: MUY BUENO.

Marta está sola. Lo percibe. Se le nota. Vive a flor de piel esa carencia de afectos y compañía que solo intuye, imagina y desea. Son esas heridas crueles, las que produce el aislamiento, las mismas que conducen a Marta a inventarse un universo diferente, ilusorio, paralelo, apartado del real que tanto le pesa, aunque se escude en ingenuas muecas de felicidad.
Se fabrica festejos, conversaciones, invitados de papel, mudanzas, amores, en un diálogo irreal que, por momentos, la acerca a la Winnie Beckettiana.
Marta no vive dentro de una roca, aunque subsiste cautiva detrás de los muros de su propia soledad. A diferencia de aquella criatura que celebraba la llegada de nuevos días felices, ella, en cambio, genera viajes en el espacio físico en los que confía para alejarse de ese letargo en el que transmutó su vida.
Así las cosas, Marta se asigna el destierro, se echa de su propia casa en un mandato conmovedor impuesto por ella misma como disparador de posible transformación. Deambula con unos pocos objetos llevándose a cuestas su tragedia, quizás la más brutal de todas, la de la incomunicación y la soledad, dentro de un mundo que privilegia, paradójicamente, lo contrario, y en un tiempo, el actual, que oferta redes sociales tan invasivas que logran el efecto antitético.
Este es el universo fantasioso de Marta que Irene Sexer dibujó a partir de la sutileza del relato y la significación aguda de los movimientos. Marta es el clown creado hace varios años por esta artista atravesada por la formación interdisciplinaria. Danza, actuación y clown se conjugan en ella disponiendo de un instrumento sólido que le permite abordar la composición desde diversas áreas expresivas que denotan y connotan atmósferas potentes. Conmueve Sexer con una acertada creación de esta mujer querible, una anacoreta que rápidamente involucra al espectador sensible y lo pone de su lado.
Paula Etchebehere proviene del mundo de la danza, trabaja desde hace tiempo con la actriz, y es quien dirigió este unipersonal adoptando la mesura minimalista de una puesta que con poco, lo suficiente, logra recrear ese espacio de pertenencia en el que Marta se mueve en una contradictoria soltura asfixiante. Una puesta que subraya lo gestual pleno de significados.
La danza y el clown le imprimen al personaje la posibilidad de expresarse con el cuerpo desde una sutileza de movimientos que se completa en un todo acabado con una acertada utilización de lo verbal a partir de palabras justas, trascendentes, no ampulosas, agudas.
La actriz se apropia de un espacio escénico cargado de aire poético, muy bien diseñado por Azul Borenstein, quien interpretó desde lo visual el latido del personaje protagonista.
Querida Marta habla de la soledad de una mujer que es muchas mujeres. Y de cómo se inventa una entelequia para sobrevivir. Nada menos.
Texto y puesta exploran con sensibilidad uno de los dramas más dolorosos del mundo actual. Una tragedia compartida por millones que, víctimas de la propia soledad, no conectan con sus pares sufrientes de la misma enfermedad. Un achaque que, por cierto, Facebook no cura. Una dolencia demasiado profunda para solucionarla por computadora. Y esto, desde ya, no es una cuestión de género.